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Aquí todos vosotros podéis encontrar una serie de poemas redactados por mí mismo: Daxl di Axed, escritor, músico y poeta.
Vida mía: Presta un beso perdido...

viernes, 25 de mayo de 2012

El Cementerio De Los Versos Perdidos

Este libro está dedicado
a todos aquellos que todavía creen que
las palabras son el lenguaje de la belleza,
la música el idioma del alma,
y un beso el único lenguaje válido allí donde no llegan
ni las palabras ni la música.
A quienes juran
que el cielo está hecho de lágrimas
el mar de deseos
y que la brisa es el aliento de la libertad.
Este libro está dedicado
a quien todavía cree
que cualquier cosa es posible,
a todo aquel que
nunca haz dejado de soñar.
El Príncipe de la Dulce Pena 
P.D.: We must be over the rainbow !!

SUEÑOS DE UN MÄGO 

Aquella tarde no parecía distinta a otras tardes aletargadas bajo el murmullo de las voces anónimas y soterradas que inundaban la taberna cuyo nombre Rosa de los Vientos auguraba rumbos abiertos a la aventura de lo imposible. De pronto, una melodía sutil acarició mis oídos provocando el recuerdo de historias pasadas y vividas en tiempos clandestinos cubiertos por el emocionante riesgo de quienes se saben vulnerables tan solo por lo intangible. Eran los días corsarios en los que transitábamos por el mar de la arena triste al socaire de tonadas filibusteras teñidas por el amor a lo prohibido. Fue entonces cuando le conocí, poco importan las especiales circunstancias en las que se produjo nuestro encuentro, pero de inmediato supe que seríamos camaradas unidos por pasiones comunes, pues en verdad, él era el hombre al que gustaba inventar sus propios sueños sin lamentos ni tabúes que impidieran hacer de su cuerpo delito. Parecía mi amigo envuelto por la tristeza de un amor perdido en la niebla de la indecisión y puedo sostener que acaso se me antojó en él una dualidad invisible en ojos extraños, pero cercana en aquellos que le intentábamos conocer un poco más. Sin duda, yo no podía ayudarle a elegir el beso o camino apropiados en su transitar hacia una sierra frondosa en la que solo parecían llover penas. Pero, no obstante, si que acerté a sugerirle que sin él lo dejado atrás se convertiría en silencio. Por eso escribo estas líneas, para dedicarle a mi amigo, a mi querido amigo, que hoy vuelva a ser él mismo, que no dude, que no se deje doblegar por el cansancio, por lo absurdo, por lo banal y que no espere en soledad las glorias que para él reserva el príncipe de la dulce pena, un noble cuya melancolía derrama generosidad abundante para aquellos que saben interpretar el alma de las cosas. Precisamente, almas y sentimientos francos son los que colecciona mi leal camarada, aquel que siempre supo discernir luz de oscuridad mientras entregaba un beso prometido a la dama de sus sueños a la vez que contemplaba la estrella fugaz que posiblemente portaba el espíritu inquebrantable de los que comprenden la única verdad de lo relevante. Alzo mi cerveza para brindar por él y saboreó con paladar acostumbrado a lo exquisito la música emanada desde aquel piano afinado por un oso que impide mi olvido más propio de un jazz cuajado de incomprensibles equívocos, aunque aplaudidos por mentes arrogadas de estúpida prepotencia. Quiero que ese olvido no me duela, mientras desafío a la puta muerte segadora de tanto talento. Todavía me imagino a mi compañero llorando por aquella mujer de ingle inquieta mientras preguntaba a la luna el porqué de tanto llanto con un talón firmado por la parca sin posibilidad de ser cobrado. Para ella, Selene iluminó el firmamento. Apiádate de mí, dijo mi aliado en el intento de seguir abriéndome su corazón con narraciones extraordinarias propias del abrumador Poe. Me miras, dije yo, y me confías tus secretos en forma de canciones y poemas. Desnúdese pues la vida y decoremos nuestros sueños, aunque tengamos que vender una y mil patrias si es preciso. Elaboremos arpegios que luego se romperán y demos los buenos días a nuestros amores más sinceros, pues cuando llegue nuestra hora las canciones canallas nos pasarán factura por tanto sortilegio invocado ante las llamas de la exploración más ignota. Recuerda frater, que de tu boca aprendí palabras que me enseñaron que vivir no es solo respirar y que apechugar es en ocasiones un signo de responsabilidad ante lo adverso. Si bien, nuestro transito por el corredor de las lágrimas de sentido al manantial de agua pura caída de un cielo líquido en el que los rebeldes paguen por cabezas de musas anhelantes de inspiración para sus protegidos. Solo me resta terminar esta carta dedicada a un proscrito que puso su espada y su pluma al servicio de causas justas y honorables, provocando la felicidad de todos aquellos que quisieron conocer la profundidad de su ser, la limpieza de su mirada y la verdad de su mensaje. A cambio él ambicionó una sonrisa en ocasiones, eso sí, esquiva, pero en las más, cómplice y rotunda. Querido amigo Txus, hasta que te encuentres, quiero que sepas que la vida te espera y que jamás formaré parte de tu olvido, pues instalado estás en mi corazón y en mi memoria, así como en el de miles de aventureros como nosotros que desean luchar por los ideales en los que siempre creímos bajo la bandera de un Mägo al que solo se puede acceder por un camino de baldosas amarillas que tú empezaste a construir hace ya muchos años. Acuérdate de los buenos y malos tiempos de aquella canción que juntos cantamos y que ahora en esta taberna he vuelta a escuchar con lágrimas en los ojos recordando: 
Si siembras una ilusión
Y la riegas con tu amor
Y el agua de la constancia
Brotará en ti una flor
Y su aroma y su calor
Te arroparán cuando algo vaya mal…
Juan Antonio Cebrián 
Periodista, escritor, un gran amigo
y el druida del programa La Rosa de los Vientos (Onda 0)

EL CEMENTERIO DE LOS VERSOS PROHIBIDOS

Este libro que tienes en tus manos no es simplemente un modesto libro de poemas escrito por alguien más o menos conocido. Tampoco es un coqueto inquieto de enseñarte de qué está hecha mi Alma. Ni tan siquiera es un presumido acto de maquillar con colores hechos de palabras mi tan gastada, desconocida y demacrada imagen pública. Este libro es mi hucha, una invisible hucha donde he ido ahorrando mis sentimientos, mis lágrimas y, cómo no, más de una risa robada a una vida que me ha regalado más de lo que merezco. Hay personas que lloran lágrimas, otras lloran silencios. Las hay que no lloran, simplemente pagan como rescate a la alegría, almacenar su llanto, un lamento en el desván de lo olvidado. Pero aunque ellos no lo sepan, su mirada llora, y su risa acaba poseída por una eterna mueca de melancolía, de vacía alegría, como si su sensibilidad estuviera en obras. Mi caso es peculiar. Yo lloro palabras. Mis lágrimas son tinta que resbala por mi alma y caen, gotita a gotita, en un papel. Cada poema es un llanto, un lamento, una pregunta, un ‘te amo’, un ‘no me olvides’, un ‘¿me acompañas?’ Escribo para mantener a raya la locura y que no me coja. Al llorar versos en flor, los pétalos forman un charco de perfume y melancolía que baña mis pasos cuando siento que me perdí en el camino y estoy varado en la senda del barro de mi propia oscuridad. Por eso quiero que hoy viajes conmigo a una necrópolis imaginaria donde enterré hace tiempo mi llanto, mi risa y mi olvido. Un cementerio del Alma, donde hoy voy a desenterrar mis silencios, mis sueños, mi pena. 
¿Me acompañas? 
Txus di Fellatio 
El Príncipe de la Dulce Pena
Escribo

Escribo, para mantener distraída la amargura,
esquivo, sus dardos con palabras, mi armadura,
y callo, por que digo más en mis silencios,
que engañando a las palabras,
con sentimientos adoptados.
Escribo, esquivo y callo,
y a menudo lloro en un folio;
mis lágrimas son tinta y no hallo,
mejor ataque que un poema;
ante tanto olvido, ante tanta pena.
Escribo, para curar mi alma rota,
grito, para que el silencio no me coja;
y curo mis heridas con un verso,
mis miedos con palabras,
y las lloro en una hoja.
Escribo, para mantener a distancia la locura.

De Mi Cuerpo Haces Delito

De mi cuerpo haces delito,
y sin motivo me condenas;
al mirarte, siento pena,
a las pruebas me remito.
Eres juez que ley impartes,
sin atenuantes ni juicio;
y con el tiempo tú compartes,
que la vejez esté a mi servicio.
De mi cuerpo haces delito,
y sin fianza me procesas;
tu reflejo es mi cárcel,
y tu rechazo, infinito.
Y lo que mi alma me aconseja,
y mi ego pide a gritos;
es que llegar a viejo,
es mejor sin ti: Espejo.

Mujer De Ingle Inquieta

Mujer de ingle inquieta,
que no das besos sin contrato;
aunque sea verbal, por un rato,
aunque el papiro sea tu teta.
Aparcas tus sueños en cuerpos anónimos,
y haces de tu cama, un despacho;
donde 'follar' y 'llorar' son sinónimos,
donde el olor a fingido da empacho.
Reina del Champan en un piso barato,
Princesa de la Seda en la boutique del desencanto;
arrendaste tu inocencia, hiciste un mal trato,
y la Luna llora tu estrella y duele tanto.
Mujer de ingle inquieta,
llamadas las 'Trotonas' en Toledo;
donde más valía una teta,
que diez versos de Quevedo.
Que entre ponte bien y estate quieta,
el virgo un día perdiste;
y esto te convertiste,
en Mujer de Ingle Inquieta.

Hasta Que Te Encuentre

Hasta que te encuentre,
seguiré buscando;
hasta que te entienda,
seguiré esperando,
a que la calma a mí regrese.
Esquiva, tramposa,
a que la templanza,
bañe la orilla de la tormenta,
que sacude el valle de tus sueños.
Donde se siembran las dudas,
y las recolecta el fracaso;
donde la sequía de sueños,
lleva a tu alma al ocaso.
Hasta que te encuentre,
seguiré tropezándome en mí mismo,
y volviéndome a levantar.
Hasta que te encuentre, Txus,
seguiré llorando palabras en un papel,
escribiendo con lágrimas de tinta,
lo que pudo ser y no fue.
Hasta que te encuentre,
seguiré buscando;
hasta que te encuentre,
viviré en una canción.
Y seguiré buscando la luz,
sólo, hasta que te encuentre, Txus.

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