Entre los brazos de una persona alterna,
Es con quien desearía pasar mi vida eterna;
En la dulce pena de la noche,
Suplicaré usurpar su lugar.
La noche me otorga el consuelo,
A este insuperable duelo;
Me muero si no te tengo;
Me consumo en ese infierno decadente,
Entre la vida y la muerte.
Solamente entre la suplica,
Vuestra risa no era épica;
No eras épica para mi vida,
Puesto que no hay vida,
Si no hay el calor de tu cuerpo:
“No hay sentimientos…
Sólo resentimientos”.
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