¿Dónde fue el día que perdí la cordura?,
Cuando miré a la mujer equivocada;
O quizás jamás será para mí,
La persona que por mí es amada.
No lo sé, no es tan fácil de entender;
Cuando uno empieza a querer,
El corazón comienza a caer.
Pero, que triste me es el saber,
Que no te puedo ver todos los días;
Que muero en la triste agonía,
Del no saber nada de ti,
Que no quieras saber de mí.
Pero, sabes que siempre estoy aquí,
Contigo; en mi sangrante corazón,
La herida del querer, no cesa,
Pues, te quiero y el quererte,
Y no tenerte, me duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario