- ¿Por qué eres así? ¿Por qué eres cruel contigo mismo? No quiero verte sufrir.
- Entonces ¿Por qué me castigas de esta manera? ¿Por qué no te das cuenta de lo tanto que te necesito? Quererte es mi cruz y en soledad voy a mi calvario a clavar con lloros, mi dolor. Eres culpable de mi sufrir, de mi sentir y de este fuego que quema mis deseos. Pero más culpable soy yo por haber bebido de la fuente de los sueños inalcanzables; pues eres un sueño que nunca concebiré y un recuerdo imborrable del cual jamás podré deshacerme.
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